septiembre 14, 2009

EL CAMPESINO Y EL HACENDADO


Cierto día de un mes de abril, un humilde campesino cortaba leña en los terrenos de un rico hacendado. Este parecía observarlo detenidamente pero en realidad su rostro lleno de profunda tristeza perdía la mirada en el basto horizonte.
Pensaba con amargura en todo ese dinero que había malgastado en toda clase de lujos inútiles, en las millonarias apuestas que había perdido y la cantidad de parrandas y borracheras que cada fin de semana había tenido. Hoy día sólo tenía deudas, discusiones con la familia y mucho tiempo perdido con sus hijos. En ese momento otro campesino llegó a donde estaba el que cortaba leña y le dijo con gran alegría.
- " ¡Apúrele compa!, que su señora está de parto " -
El humilde campesino emocionado por tanta felicidad y confundido al mismo tiempo, se echó la leña al hombro y empezó a correr, unas veces trastrabillando, entre veces a punto de caer.
- " ¡Alijére su carga compa ", libérese de ese peso que lleva de más y corramos rápido para poder llegar a tiempo " - Dijo en otro campesino.
El que llevaba la leña la dejo caer y los dos corrieron como nunca antes en la vida.
El hacendado sintió que aquellas palabras tenían sentido en su vida, que penetraban hasta lo más sensible de su corazón. De inmediato se paró de donde estaba y se dirigió hacia la hacienda. En dos días había vendido todos esos lujos que tenía de más y que de nada le servían, en cuatro días había pagado la mayoría de las deudas y en una semana estaba completamente reconciliado con su familia.
Hoy es un hombre distinto, entregado a la hacienda y su hogar. Al igual que aquel campesino que a pesar de su humildad y pobreza todos los días le agradece a Dios por esa maravillosa bendición que le había dado, su primer hijo.
Autor: Viraes

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